viernes, 27 de noviembre de 2015

HIPERURICEMIA Y GOTA. Por: Ricardo Lanza San Millán

Por: Ricardo Lanza San Millán

Los médicos hablan de hiperucemia cuando el nivel de ácido úrico en sangre se sitúa por encima de los valores normales. Como consecuencia de tal exceso se forman cristales de ácido úrico, los cuales pueden depositarse en las articulaciones; de esta manera se produce una enfermedad articular inflamatoria que recibe el nombre de gota. Con frecuencia la hiperuricemia se relaciona con el síndrome metabólico y sus consecuencias.
El ácido úrico es un producto de degradación de las purinas, las cuales están presentes en el núcleo celular. Al metabolizar los alimentos o las propias células del organismo, se forma ácido úrico, el cual en el organismo sano es transportado hasta los riñones y eliminado a través de la orina.
Generalmente, una concentración elevada de ácido úrico en sangre se debe a una predisposición genética; el organismo no es capaz de descomponer el ácido úrico en suficiente cantidad o los riñones no pueden eliminarlo convenientemente. Mucho menos frecuente es el aumento en la producción de ácido úrico por parte del organismo. La mayoría de los ataques de gota están causados por una hiperuricemia. Sin embargo, no toda hiperuricemia deriva en un ataque de gota, sino que depende de la dieta que siga la persona y de la predisposición individual.

El ácido úrico llega a la sangre por dos vías: una gran parte, proviene de la producción propia del organismo como producto final del metabolismo proteico y una parte más pequeña se forma a partir de la ingesta de alimentos ricos en purinas y de su metabolización. Cuando existe una alteración de la excreción o existe un exceso de ácido úrico en sangre, este puede lesionar la pared interna de los vasos sanguíneos y pueden formarse cristales de ácido úrico que en determinadas circunstancias pueden depositarse en las articulaciones o los órganos.

Antiguamente, la gota era considerada una enfermedad de ricos: las purinas se encuentran básicamente en alimentos de origen animal y solo las personas adineradas podían comer carne diariamente.
Hoy en día, podemos acceder en todo momento a productos cárnicos baratos en cualquier lugar. Así pues, no es de extrañar que haya crecido el porcentaje de varones y de mujeres que presentan niveles de ácido úrico en sangre elevados, la causa de la gota. Dado que el alcohol inhibe la excreción de ácido úrico por el riñón, la uricemia aumenta todavía más por el consumo de carne en grandes cantidades combinado con el consumo diario de alcohol.

Los niveles normales de ácido úrico en sangre están por debajo de 7,0 mg/dl en el hombre y de 6,0 mg/dl en la mujer. Se habla de hiperuricemia cuando la concentración es superior a 9 mg/dl, tanto en hombres como en mujeres, valor a partir del cual se forman cristales de ácido úrico.

Cuando existe una predisposición, el riñón ya no es capaz de excretar en cantidad suficiente el exceso de ácido úrico y, además, frecuentemente se altera la función del metabolismo de las purinas. Cuando la uricemia es muy elevada, los cristales de ácido úrico precipitan y, entre otros, se depositan en las articulaciones, lo que provoca una inflamación extremadamente dolorosa. Si no se descubre la hiperuricemia ni la gota resultante, además de los depósitos articulares pueden aparecer piedras renales (depósitos de ácido úrico en los riñones) y tofos gotosos (en el tejido cutáneo).

Cuando los niveles de ácido úrico en sangre son altos es imprescindible recomendar una dieta baja en purinas.

Por regla general cuando existe hiperuricemia deben seguirse las siguientes recomendaciones:
  • Conseguir normopeso y mantenerlo estable. ¡Nop seguir ninguna dieta estricta para perder peso! Las curas de ayuno y las dietas pobres en hidratos de carbono favorecen la formación de los así llamados cuerpos cetónicos, los cuales inhiben la excreción del ácido úrico a través de los riñones; como consecuencia aumenta la uricemia.
  • Actividad física moderada regular -pero no actividad extrema-.
  • Evitar el alcohol. El alcohol inhibe la excreción del ácido úrico a través de los riñones y aumenta la liberación de purinas en sangre, situaciones que pueden desencadenar un ataque de gota. La cerveza (también sin alcohol) tiene el efecto más intenso, ya que por sí misma también contiene purinas.
  • Comer con regularidad, a ser posible comidas no demasiado copiosas.
  • Alimentación basada en los vegetales, con productos lácteos desnatados y poca carne y embutidos.
  • Como máximo una vez al día carne, pescado, embutidos o legumbres. Un exceso de proteína (sobre todo animal) en la dieta inhibe la excreción del ácido úrico a través del riñón.
  • Beber de 2 a 3 litros al día, preferiblemente de agau mineral rica en potasio, infuisiones y zumos de fruta diluidos.

BIBLIOGRAFÍA
Betz A. Tabla de la correcta alimentación. Barcelona: Editorial Hispano Europea, S.A.; 2011.


Thews G., Mutschler E., Vaupel P. Anatomía, fisiología y patofisiología del hombre. Barcelona: Editorial Reverté, S.A.; 1983.

                                                                  Ricardo Lanza San Millán

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